Sin duda(s).

Lamería cada centímetro de tu piel, la mordisquearía sin pensarlo. Pero lo que más ganas tengo de comerme, lo que más me atrae, es, sin duda(s), tu cerebro. 

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Titanic

Existen noches en las que se me olvida el olvido. Por olvidarme, se me olvida hasta la soledad, y no me acuerdo de que el resto de los días, a ese lado de la cama, yace un iceberg que amenaza con rasgarme la eslora y congela solo las lágrimas más saladas. 
Pero soy Jack, y en esa tabla sólo hay sitio para uno.

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Sería capaz.

Podría escribir sobre ti, 
pero todas las palabras no serían suficientes. 

Podría escribir que desde que te conozco sería capaz de dar la vuelta al mundo,
 robar un caramelo a un niño y tirarme de cabeza sin mirar antes, 
si me lo pides. 

Y no estaría mintiendo.

Podría escribir que encuentro el término exacto con el que nombrar todo este caos. 

Pero entonces sí que lo estaría haciendo.

Podría escribir que incondicional se queda corto,
 pero contigo sobran las palabras. 

Sé que podría escribir sobre ti,
sería capaz,
 pero no lo voy a hacer.

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Porque hay veces en las que ganar, a largo plazo, significa perder.

Sinceramente, prefiero perder y ganar, que ganar y perder. Y no, para nada es lo mismo. Lo segundo es una mierda, una verdadera putada. La primera opción significa positividad, mientras estás bien jodida encuentras algo que supone una pequeña victoria. Y en eso siempre me llevo la medalla de oro en una competición no reglada entre el corazón y la razón. En cambio, cuando ganas y pierdes, a veces, el solo hecho del triunfo también implica una derrota. Y luego viene la decepción.  Jamás me ha jodido tanto llevar la razón. Pero, joder, cómo me alegro de la razón que tenía... He cometido tantos errores que al final me he convertido en uno de ellos. Y la palabra se me queda tan grande que no sé por dónde empezar a abrazarla.

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Estampidas

Sé que fui yo la que decidió huir sin previo aviso, sin tiempo para despedidas, y causando toda aquella estampida. A veces me gustaría que hubiese sido suficiente, no tener estas ganas de volar, pese a las caídas en picado. Pero prefiero romperme las alas a quedarme siempre a ras de suelo.

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Nunca digas las cosas en alto, y jamás las escribas. En el momento en que eso pase, esas cosas cobrarán importancia.

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