Existir
Mi primera paz interior vino cuando empezó a llover y me cogiste de la mano para ir a la primera fila de aquel concierto, mientras todo el mundo corría a refugiarse en sus tiendas. Fue mi tormenta preferida.
También había paz la mañana en la que llegué al fin del mundo, después de una semana andando, junto a quien me enseñó a caminar.
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