Tic-tac.

Me quedan seis meses. Seis meses de esta ciudad. Después de tantos años me parece una idea aterradora. Medio año es muy poco tiempo para llenarlo de todo de lo que lo quiero llenar. Quiero que amanezca y que me de igual, que no signifique nada más que ha salido el sol. Y quiero amaneceres que lo sean todo. Quiero alcohol derramado en el suelo, besos con ganas, de los que te paras a un milímetro y consiguen congelar el tiempo, y quiero besos de despedida. Quiero abrazos de esos que sólo se dan durante la exaltación de la amistad y quiero ese tipo de abrazos que se dan en el momento justo y consiguen que nadie se rompa. Quiero huir, y quiero encontrar motivos para siempre volver. Quiero ilusiones, desilusiones y desamor. Quiero retos, salidas y metas. Pero no quiero relojes ni calendarios.

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